
Me estoy acostumbrando
a estar sin ti...
A hablar con otros...
A tomar otras manos...
A reír con otros...
a no necesitarte a mi lado...
de mi brazo...
otros brazos...
a mirar el cielo,
la luna y las estrellas,
en otros ojos...
¡ Nunca más con los tuyos...!
A sentir y ver
que los que tu mataste...
A borrar miles de días y horas
del pasado...
sin aquellos que soñamos...
a tu costumbre,
de reemplazarte al instante...
a no necesitarte,
pese haberte creído
irremplazable...
Me estoy acostumbrando...
A dejarte a la orilla
de una mar muy distante...
¡ Encerrada ...!
¡ Abandonada ...!
A la espera de que el mar
te arrastre
y te convierta en polvo...
¡ Me estoy acostumbrando
a no pensar que existes...!
de momentos felices...
de sueños imposibles,
con nubarrones negros,
con nubarrones grises,
que no dejen recuerdos,
de lo que para mi, tu fuiste...
a tu inmenso vacío,
hasta que no me duela
sentir que ya no existes...
a sentir como sientes,
sin reprocharme nada,
a pesar de que duela...
Me estoy acostumbrando
a olvidar los lugares
que un día fueron nuestros...
y aquella mesa
que compartimos juntos,
en mañanas de fiesta...
el pan negro en la mesa.
La bebida de siempre
y tu risa traviesa.
a que fueron mentiras
las rutas y canciones
que tanto nos unieran...
Tus manos que buscaban,
las mías y quedaban,
atadas en promesas,
en las falsas promesas
de lo que nunca fuera...
a poder entenderte...
a aceptarte vacía...
de lo que aborrecía...
¡ Te entiendo...!
de las que he conocido...
¡ Eres infiel por dentro...!
¡ Te entiendo...!
era verme yo mismo,
pero al mirarte ahora:
contemplo el mismo infierno.
ya no me engañas...!
sin Amor y sin nada...
que no encuentran destino,
que se van y que vuelven,
sin sentido ni tiempos...
a ver lo que tu eres...
Ay ...!
Si vieras cuánto...!
¡ Lo que eres me duele...!
y en el alma cadenas...!