MIS IDEAS Y LAS TUYAS
Tengo ideas de luz, cristal y brisa,
pero también de oscuridad, de sangre.
Las formulo sin miedo, sin recato,
a quien quiera escucharme.
Soy como soy, no espero que me acepten,
ni me importa en verdad que me rechacen,
las gentes timoratas
que de sus ciegas madrigueras salen
únicamente al aire de otras voces
que no lleven un ritmo disonante.
¿Quién necesita diálogo ofreciendo
eco o reflejo de la propia imagen?
Lo que debe exigirse no es acuerdo,
sino desavenencia, opción, contraste.
A quien me exponga ideas que yo tenga
le diré que no me hable.
Quiero aprender lo que no sé, y si acaso
me pareciera absurdo o petulante,
seré cortés, mas firme, en la disputa;
debátanme si quieren, no declamen.
Si acaso vienes por caminos de oro
con devoción de amante,
mis ideas de luz, cristal y brisa
saldrán a acariciarte,
aspirando a las tuyas, que confieran
a mis carencias actos y mensajes
de nuevo cuño. Somos ruedas ambos
distintas, pero en íntimo engranaje.
Tu corazón, tu piel y tu cerebro
no duplican los míos, si adaptables.
Encajan uno en otro,
en integral, compenetrada carne.
Hablemos en palabras, en sudores,
en júbilo y dolor; que nos estalle
cada fuerza vital que en ambos vibra,
en espontaneidad de voluntades.
Tengo ideas de luz, cristal y brisa,
pero también de oscuridad, de sangre.
Las formulo sin miedo, sin recato,
a quien quiera escucharme.
Soy como soy, no espero que me acepten,
ni me importa en verdad que me rechacen,
las gentes timoratas
que de sus ciegas madrigueras salen
únicamente al aire de otras voces
que no lleven un ritmo disonante.
¿Quién necesita diálogo ofreciendo
eco o reflejo de la propia imagen?
Lo que debe exigirse no es acuerdo,
sino desavenencia, opción, contraste.
A quien me exponga ideas que yo tenga
le diré que no me hable.
Quiero aprender lo que no sé, y si acaso
me pareciera absurdo o petulante,
seré cortés, mas firme, en la disputa;
debátanme si quieren, no declamen.
Si acaso vienes por caminos de oro
con devoción de amante,
mis ideas de luz, cristal y brisa
saldrán a acariciarte,
aspirando a las tuyas, que confieran
a mis carencias actos y mensajes
de nuevo cuño. Somos ruedas ambos
distintas, pero en íntimo engranaje.
Tu corazón, tu piel y tu cerebro
no duplican los míos, si adaptables.
Encajan uno en otro,
en integral, compenetrada carne.
Hablemos en palabras, en sudores,
en júbilo y dolor; que nos estalle
cada fuerza vital que en ambos vibra,
en espontaneidad de voluntades.
Texto de Francisco Álvarez Hidalgo
¡Gracias,Marigil, por regalarnos tanta belleza...
Gracias por tu visita...
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