CAMPESTRE AMOR
Me quedaré dormido en el sereno
remanso de tu piel, ya desmayada.
Fue la brega tenaz, sin retirada,
a plena luz del día, sobre el heno.
Recién segado el campo, en el estreno
de esta fragancia rústica, bordada
sobre el tul de la brisa, gracia alada
en revuelo gentil sobre el terreno.
Su caricia en la piel, como quien juega
tercera posición en la refriega,
apenas fue en la misma percibida.
Ahora se hace notar, en el sosiego
de este epílogo azul, templado el fuego,
erizando pezones… ¿Ya dormida?
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